Lo mejor del verano es el olor a mar.
Las conversaciones en la arena. Los desayunos tardíos dándonos caprichos. Las mañanas de playa. La complicidad entre hermanos. Verles jugar juntos en cualquier sitio, inventando historias y muertos de risa allá donde estemos. Sentir como se quieren, se respetan, se cuidan, se buscan… como se defienden mutuamente cuando papá o mamá riñe a uno.
Los besos antes de dormir, sin hora.
Lo mejor del verano son las puestas de sol. Y cenar tarde cualquier cosa. Los picnics improvisados en medio de la montaña, las ensaladas de pasta, el picoteo.
Lo mejor del verano es darse caprichos. No pensar en las normas. O sí, pero para saltárselas. Ver las estrellas tumbados en la hierba buscando constelaciones. O jugar en la playa de noche, descalzos.
Despertarse sin hora e improvisar. Levantarse con música. Y cantar a voz en grito en el coche con las ventanillas bajadas.
Lo mejor del verano es la sensación «a verano». Que ganas tengo de que llegue.
Reflexiones bonitas 🙂
Gracias!