Aranjuez siempre es bonito, pero dicen que en otoño es incomparable. No puedo estar más de acuerdo. Los tonos ocres, verdes y amarillos… las hojas en el suelo, los días templados sin mucha gente alrededor, el cielo azul, las miles de tonalidades y formas que adquieren los jardines del Palacio Real. El despliegue cromático de la naturaleza en estas fechas es tan bonito…
Pasear y disfrutar al sol, ese fue nuestro plan un día festivo en Madrid. No entramos al Palacio, no vimos nada más. Solo paseamos. Gratis y simple. A menudo me pedís ideas fáciles… puede haber alguna más sencilla que esta? Llenarse de sol y vitamina c. Desconectar entre cipreses y platanos.
La gente a veces me pregunta por qué me voy tan lejos a tomar el aperitivo si puedo quedarme en el parque al lado de mi casa. Es verdad. Pero vivir cerca de un sitio tan maravilloso como el Palacio Real de Aranjuez me parece un lujo. Disfrutarlo y visitarlo en otoño es algo que se queda grabado en la retina. Solo 45 minutos de coche te hacen volver a otra época y cambiar de paisaje y de ambiente.
El plan perfecto es perderse entre árboles y caminos. Ver a lo pájaros y disfrutar del silencio. No te pierdas las fuentes de Narciso, la de Apolo o la fuente de las Cabezas, el Museo de las Falúas y la Casa del Labrador.
Los niños disfrutaron mucho. Ese día improvisé un juego de pistas por los jardines y les escondí algún chupa chups entre árboles. La motivación fue máxima. El reto de encontrar, de ser el primero… y después disfrutar el premio.
Y después sentarse en una terraza cercana a tomar el aperitivo. Que te inviten a unas tapas con las bebidas.
Un día cualquiera. Un día feliz.
No te quedes en casa. Es muy fácil improvisar días así de bonitos…