Este año todos necesitamos magia, más que nunca. Después de un año duro y de tener a la vista una navidades raras, decidimos repetir uno de los planes que más nos gustó el año pasado, la visita a «Un trocito de Laponia«. El lugar donde los más pequeños de la casa viajan al país natal de Papa Noel sin moverse de Madrid. Un rato único en el que los ojos de los niños brillan y sales de la experiencia con el espíritu navideño en máximos. Papa Noel está de nuevo en Madrid.
Da igual que ya conozcas el plan. Para los niños cruzar esa puerta es entrar en un mundo nuevo y la ilusión no entiende de segundas veces. Los tres elfos hacen talleres navideños con los pequeños que les entretienen y divierten mucho.
Además la ambientación está muy conseguida. Todo está decorado con mucho gusto y te hace sentir que has viajado en el tiempo, que durante un rato estás de verdad muy lejos de Madrid en la casa de Papa Noel del Polo Norte.
Los elfos acompañan a los niños y les van explicando cómo hacer cada actividad. Nosotros comenzamos haciendo unos adornos navideños para el árbol. Después hicimos una magdalenas decoradas ideales y después escribimos en el árbol de los deseos y les pusieron a los niños el sello mágico que sólo se ve con la luz especial de Laponia.
La emoción va «in crescendo» a medida que pasa la tarde. Y por supuesto el broche final de la visita fue conocer en persona a Papa Noel y darle la carta en mano. Bárbara le miraba incrédula porque él se acordaba de ella y de su promesa de dejar de chuparse el dedo. Le dio la enhorabuena por conseguirlo aunque a veces le confesó que sabe que alguna noche no puede evitarlo y se lo chupa.
Dónde es?
En la calle Angel número 10, está en el centro de Madrid