París con niños: planes (1ª parte)

He descubierto un nuevo París. Una ciudad amable y apta para los niños, que además de calles preciosas y edificios emblemáticos tiene muchos parques de juegos y zonas verdes donde disfrutar con los niños. Me encanta redescubrir lugares conocidos con los ojos de mis hijos. París es posiblemente una de las ciudades más bonita del mundo. No me canso de volver y esta vez he disfrutado de una ciudad distinta, he olvidado las colas y los museos y me he dedicado a pasear, a mirar, a jugar, a improvisar… Y así también, París sigue siendo perfecta.

JARDIN DES TULLERÍAS Y MONTARSE EN LA NORIA. Lo más bonito de París es caminar. Y disfrutar del camino sin prisa. De eso no hay duda. Y los jardines de Tullerías son uno de esos sitios que te encantará recorrer con los pequeños de casa. Son de postal. Tan elegantes y señoriales, con esas estatuas, su fuente… Si sigues andando te encontrarás con un completo parque de juegos donde hacer un descanso y un tiovivo.

Allí está instalada está la noria que tiene las que para mi son probablemente las mejores vistas de todo París. Porque desde la Torre Eiffel no se ve la Torre Eiffel y desde aquí tienes la vista panorámica de los puntos más bonitos de la ciudad. Cuesta 12 euros por adulto y 8 por niño pero te prometo que merece la pena pagarlo.

PASEO POR EL SENA EN BATOBUS.  Una forma práctica y divertida de recorrer la ciudad con los niños. El batobus es una especie de taxi acuático con paradas en los principales monumentos de la ciudad. A mis hijos todo lo que es montarse en barco les encanta así que pasarse un día subiendo y bajando del barco para ver cosas les pareció muy divertido. Es una propuesta cómoda y distinta de ver París: desde el agua. La ciudad se ve distinta y así los niños no se cansan. Tienes un bono familiar que compensa si sois un mínimo de dos adultos y dos niños.

La que estuvo encantada en el barco y no se perdió nada mirando por la ventana fue la pequeña de la familia. En este viaje nos llevamos su trona portátil Chicco. Me avisaron que en la mayoría de los restaurantes franceses no tienen tronas para bebés (y es cierto) así que decidimos viajar con la trona para poder sentarla en restaurantes y sitios varios. Fue un acierto y aquí por ejemplo en el barco fue pegada a la ventana feliz todo el trayecto. Nos cabía debajo de la sillita y para este tipo de cosas nos vino genial: Bárbara podía estar fuera de la silla y estaba más contenta.

COMER EN «PAUL» BOULANGERIE. Para comidas rápidas y baratas, que en París ambas cosas no son fáciles, te recomiendo la cadena «Paul», es un mítico parísino por sus panes, dulces y bocadillos. Pasteles deliciosos  y recién hechos, panes de esos que te cuesta elegir, croissants y tartas sublimes y unos bocadillos riquísimos que pueden ser un perfecto comodín para comer algo rápido en familia mientras sigues visitando la ciudad. Calidad-precio es insuperable para tratarse de París, los bocadillos cuestan unos 5 euros.

Por 30 euros coméis cuatro personas. A pesar de ser una cadena, la calidad es de «boutique», el local está decorado con un gusto exquisito y el ambiente es muy parisino. Tiene una sucursal móvil enfrente del Museo de Louvre y otro local en la avenida Champs Elyssés. No te vayas sin tomar su chocolate caliente y su tarta de limón con merengue.

VIAJAR EN METRO. Sin duda el metro es la mejor forma de moverse por París con los niños. Eso sí, atención, si vas con sillita de niño asume una realidad: no hay ascensor y tendrás que cargar con la silla a pulso, un infierno sí. Pero aún así es la forma más práctica, económica y rápida de moverse por los puntos más importantes de la ciudad.

Si vas a estar varios días quizá te compense sacarte un bono de viajes ilimitados. Si no atención a dos cosas. Cada billete cuesta 1,8 euros. Si sacas un bono de 10 te cuesta 14 y si los niños de 4 a 11 años se sacan un bono de 10, pagan 7 euros, es decir cada ticket 0.70.

Para ir del aeropuerto al centro de París cogimos un taxi con la aplicación Uber. Con 3 niños, maletas y sillita ni nos planteamos estar más de una hora en un tren para llegar… Nos costó 35 euros y en 25 minutos estábamos en el apartamento. Si no vas en hora punta, sin duda compensa.

PERDERSE CAMINANDO POR LAS ORILLAS DEL SENA Y SUS PUESTOS. Posters, libros, posavasos, comics… Es otra de las imágenes con más encanto de París. Los puestecillos de libros y recuerdos a ambos lados del río Sena. A mis hijos les encantó descubrir lo que había en cada puesto… compramos regalitos para los primos y eso tan simple fue uno de los mejores momentos del día: perderse entre libros antiguos con Notre Dame enfrente.

VER ATARDECER DESDE EL SACRE COUR. Esta era otra de las cosas que llevaba bien apuntada para hacer. Subir a media tarde a Montmartre, recorrer la zona mientras cae la tarde y sentarme a ver atardecer sobre los tejados de París. Si vas con silla de bebé puedes utilizar el funicular, es super cómodo y valen los mismos tickets del metro.

Montmartre es sin duda una de mis zonas preferidas de París. Es super turístico lo sé, pero este viaje hemos disfrutado mucho de ser «turistas» con los niños. Fue un plan precioso recorrer esa zona, ver como pintaban los cuadros, curiosear tiendas, vivir el ambiente…  Montmartre tiene alma. Nos tomamos un chocolat que nos supo a gloria.

Y picamos. A los niños les hacía mucha ilusión que les hicieran un cuadro así que al final nos dejamos convencer y nos vinimos con dos retratos… Al escribirlo me estoy dando cuenta de que en este viaje he cumplido todos los tópicos no? ja, ja…

No he tenido tiempo ni fuerzas para cruzarme la ciudad e ir a los apetecibles sitios que me recomendasteis muchas. Os lo agradezco de corazón pero después del susto con Bárbara me planteé no ponerme horarios ni «planes por hacer». Todo cerca, todo fácil… comodidad= felicidad. Estar los cinco juntos riéndonos en Trocadero o dando de comer a los patos ya era suficiente.

Turistadas, vale. Ningún gran descubrimiento es cierto. Pero esa ha sido nuestra máxima. Ser turistas y felices. Mis hijos volvieron diciendo que quieren vivir en París… no tienen mal gusto, no…

Próximamente segunda parte… el parque en el que vimos atardecer ha sido uno de los grandes descubrimientos de la ciudad.