Esto no tiene nada que ver con viajes. Pero ya sabéis que de vez en cuando me da por desahogarme en esta web. Leí hace un par de días un reportaje que se titula «por qué los hijos nos hacen enfadar tanto». ¿Buena pregunta no crees?
Una vez más me ha hecho pensar mucho. Muchísimo. Sobre mi comportamiento y el suyo. Y es que las madres nos parecemos tanto unas a otras que leemos frases y nos vemos reflejadas. Clavadita.
El reportaje lo he leido EN ESTA WEB. Y dice textualmente: “Nos creemos que con su comportamiento nos están desafiando, retando, rechazando, desautorizando, manipulando, etc. Y que todo ello, incluso, lo hacen a propósito para ofendernos o molestarnos. Así pues el problema lo vemos nosotros, pues interpretamos su mal comportamiento como un ataque deliberado contra nuestra persona o contra nuestras acciones o decisiones de ser padres. Si no nos consideramos tan importantes y dejamos de mirarnos el ombligo, podemos ver como nuestros hijos no tienen la intención de ofendernos o molestarnos, sino que están haciendo cosas de niños y lo hacen como niños que son»
Pienso en cualquier ejemplo de mi día a día: cuando tienen que ir al cole y les pongo el desayuno… se ponen a jugar entre ellos muertos de risa… llego… la taza está ahí, intacta, ellos jugando… yo lo entiendo como un desafío, me enfado, les riño… ellos a veces hasta lloran… no entienden que mama se enfade…
Leer esto me ha hecho pensar. Ellos no tienen prisa… y no lo hacen por desafiarme: quieren jugar, punto. Su mirada lo dice. “Ellos están haciendo cosas de niños, como niños que son”
El artículo continua…
«Es cierto que retan, desafían e incluso en la época de la negación y las rabietas intentan desautorizarnos. Pero la voluntad que hay detrás de estas acciones es la de crecer, probar hasta dónde pueden llegar, comprobar si sus padres les guían, orientan y limitan pues es lo que necesitan para crecer sintiéndose protegidos. Así que realicemos nuestra labor de padres responsables de su educación y buen desarrollo emocional y pongamos en el centro a nuestros hijos, sus necesidades de amor y de límites»
Con esto no quiero decir que hay que dejarles desayunar jugando durante dos horas… en la vida tiene que haber normas y horarios. Por supuesto. Ellos tienen que entender que hay prisa y que hay cole. Que se desayuna y no se juega. Con esto no quiere ser dogmática ni decir cómo hay que educar bien o mal a cada niño.
Solo quiero reflexionar. Y pensar que sí, que cuando ellos me hacen enfadar tanto… a menudo el problema es mío (estoy estresada y agobiada por otras muchas cosas) y ellos no quieren ni molestarme ni desafiarme. Sus ojos me lo dicen. Y a veces hasta sus palabras: no te enfades mama…
Pues va a ser que sí. Que si los niños nos hacen enfadar tanto es más por mis problemas que por los suyos. Y la solución no depende de ellos, sino de mi.
Merece la pena leer el reportaje y pensar un ratito…. http://edukame.com/por-que-los-hijos-nos-hacen-enfadar-tanto
Simplemente genial. Y me llega en el momento justo. Ayer estaba superada por el momento hijos, y este artículo me ha hecho pensar, y mucho.
Gracias
Muy buena reflexión. Muchas veces me he dado cuenta, al acabar el día con esa mala sensación de no haberlo hecho bien, que debía haber manejado mejor la situación. Ellos no entienden de días malos, trabajo y problemas de mayores. Ya tienen bastante con sus inquietudes.
Lo hacemos lo mejor que podemos, no es fácil gestionar a los nñios cuando tenemos encima mil problemas más. Lo improtante es darse cuenta y no pagarlo con ellos. Un beso enorme Karen!