Viajar siguiendo las huellas de los Hermanos Grimm y conociendo las ciudades que inspiraron los cuentos que ellos hicieron famosos es un experiencia inolvidable. Es un secreto a voces que Alemania tiene algunas de las ciudades más bonitas de Europa pero además poder sentir en cada ciudad de esta ruta la magia de las historias que nos contaron de niños redobla su encanto. La infancia vuelve a tu vida. Y en cada rincón de «La Ruta de los Cuentos de Hadas» alemana hay una pequeña parte del niño que fuiste.
La Ruta Alemana de los Cuentos cumple este año su 50 aniversario. La ruta puede realizarse cómodamente en tren porque las conexiones entre ciudades son frecuentes. Moverse en tren es ecológico y muy cómodo sobre todo si vas con niños. Un medio de transporte que te permite viajar relajado y sentarte a disfrutar de cada trayecto. Nosotros hicimos hace dos años una parte de la ruta y este año hemos hecho la parte norte. Os cuento nuestro itinerario.
VUELO A HAMBURGO. Cogimos un vuelo Madrid/ Hamburgo para empezar la ruta. Dormimos en un hotel cerca de la estación porque al día siguiente pronto viajábamos en tren a una ciudad a 30 minutos. Hamburgo sólo fue punto de partida, no destino. La ruta comienza en Buxtehude.
PRIMERA PARADA: BUXTEHUDE. Nuestra primera parada fue Buxtehude, una preciosa villa situada a orillas del río Elba, con un casco antiguo medieval muy bien conservado lleno de casas de ladrillo rojo y entramado de madera, un antiguo puerto y rodeada de canales. Maravillosa, apacible. Es conocida gracias a la historia de «La liebre y el erizo», que hicieron famosa los Hermanos Grimm porque se cuenta que la historia ocurrió en los campos junto a Buxtehude.
La liebre quería burlarse del erizo. Él era más rápido y sabía que si le retaba a una carrera, ganaría. Pero el erizo fue más listo y le dio una lección de humildad.
El casco histórico conserva su aire medieval y sus dimensiones permite recorrerlo sin prisa en un par de horas disfrutando de sus preciosas casas con vigas de madera, sus canales y sus encantadoras callejuelas. No dejes de visitar el Ayuntamiento, un bello eficicio de ladrillo rojo con una torre de reloj. Otro plan que te recomiendo es visitar Buxtehude Museum.
SEGUNDA PARADA BREMEN. (2 noches) De Buxtehude viajamos en tren a Bremen, donde dormimos la segunda y tercera noche. Bremen superó todas mis expectativas. Sin duda es una de las ciudades con más encanto de Alemania. Situada a una hora en tren de Hamburgo, a orillas del río Weser, esta ciudad de cuento de hadas es famosa por tener uno de los centros históricos mejor conservados de país. y por «los músicos de Bremen», protagonistas de un popular cuento infantil de los Hermanos Grimm.
En Bremen hay mucho que ver y hacer.

La Bremer Marktplatz es la plaza principal de Bremen, el corazón de la ciudad. En su interior alberga varios tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad como el edificio del ayuntamiento o la famosa estatua de Rolando. El Ayuntamiento o Rathaus, que junto a la famosa estatua de Rolando, son Patrimonio de la Humanidad, es el edificio más bonito que ver en Bremen en un día.
Pero sin duda el barrio que no puedes dejar de ver es el barrio de Schnoor, considerado el barrio más antiguo y bonito de la ciudad. Se encuentra en el extremo sureste del casco antiguo y está formado por estrechas callejuelas con casas de entramado de madera del siglo XV y XVII. Os animo a contemplar cada detalle y perderos sin rumbo por sus calles estrechas y adoquinadas. Allí también encontrarás interesantes tiendas de artesanías donde comprar un buen souvenir y cafeterías y restaurantes maravillosos.
Uno de los monumentos más característicos de Bremen y que me encantó es el Mühle am Wall, un molino en pleno centro histórico de Bremen. Fue construido en 1888 y ahora es un restaurante. El parque que rodea el molino es un reducto de paz en medio de la ciudad. Bremen es una ciudad tan maravillosa que escribiré un post sólo con planes y consejos para disfrutar la ciudad. Sólo os adelanto que cenamos junto al río en una playa urbana y parecía que estábamos en otro país.
TERCERA PARADA: BODENWERDER, donde disfrutamos del museo del Barón Munchausen y vivimos el planazo del viaje: lanzarnos por un tobogán de montaña a toda velocidad. Se llama tobogán de montaña Sommerrodelbahn, también conocido como «Sommerrodelbahn Bodenwerder,» una pista de trineo de montaña que permite a los visitantes deslizarse a través de un circuito con curvas y pendientes. Tiene minigolf y parque de juegos y es divertidísimo.
Nos encantó también la visita al Museo del Barón Münchhausen que explora la vida fascinante e insólitas historias de Baron Münchhausen.
CUARTA PARADA: HAMELÍN. Desde Bremen fuimos en tren a Hamelín donde pasamos las dos siguientes noches. No exagero si os digo que me emocioné cuando llegué a esta ciudad. Tan estética y bonita. Tan bien conservada. Tan «de cuento». La calle Osterstrasse, arteria principal de Hamelín, es quizá la más espectacular y allí se encuentran dos casas renacentistas dignas de mención: la Stiftsherrenhaus y la Leisthaus.
Esta ciudad es famosa obviamente por el flautista de Hamelín, de los Hermanos Grimm basado en una antigua leyenda del siglo XIII y te puedes encontrar al flautista en sus visitas guiadas por la ciudad y en el teatro gratuito que se ofrece en la plaza de la ciudad en verano los domingos a las 12.
En las calles encontrarás miles de baldosas con una rata de bronce y a los niños les encanta seguirlas. Es una ciudad con unas dimensiones fáciles y se puede recorrer andando. Hay restaurantes ideales y un ambiente maravilloso.
Los cuentos son más que cuentos. Son lecciones de vida aplicables a muchas situaciones. La inteligencia puede ganar a la soberbia.
¿Quien quiere recorrer esta zona con sus hijos para volver a sentirse niño?
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