De vez en cuando miro a mis hijos y me entra la nostalgia. Me doy cuenta de que ya no necesitan que les coja sus cubiertos, porque llegan ellos solos. Que ya son capaces de estar en el parque sin que mama se levante, porque juegan, se caen, suben y bajan sin necesidad de mi ayuda. Salen del baño ellos solos, se secan y se dan la crema hidratante. Ya no necesitan que les parta la comida. Y cuando les pongo dibujos de mickey o peppa pig, me dicen que eso es de pequeños…
Y de pronto te das cuenta que hay cosas que antes hacías que ya nunca más harás con ellos. Eso es ser madre y tener hijos, ir viendo como cada día que pasa crecen, son más indepedientes, igual de maravillosos pero diferentes. Distintas etapas. Y ya os he confesado muchas veces que tengo una obsesión por congelar cada etapa. Por congelar sonrisas, ya que no puedo congelar el tiempo.
De vez en cuando miro albumes y pienso: ¿por qué todo va tan rápido? Hace solo un año de esta foto y ya no queda nada de estos juegos… qué pequeño/a era… Y más ahora con la bebé, su relación con Bárbara es tan bonita.
Así que para mi hacer una sesión de fotos familiar de vez en cuando es uno de los autoregalos que más me gustan. Lo disfruto mucho más que ninguna otra cosa porque sentarme después a ver esas sonrisas me da más energía que ninguna otra cosa de este mundo.
Araceli Schmetterling me escribió un bonito mail para presentarse y contarme que se dedica a hacer fotos de familia. Vi en su blog https://araceliphotography.wordpress.com/ las que le había hecho a Almudena Across y me apeteció mucho hacer una sesión con Bárbara y sus hermanos. Esos momentos de complicidad entre los tres vistos por un objetivo un poco más profesional que el mio.
El tiempo y el otoño fueron el marco perfecto Araceli se limitó a observar y dejar hacer. A que los niños jugasen sin forzar, sin pedir. En silencio, fue captando momentos. Y eso hizo que la sesión fuera natural. Porque mis hijos estaban en su casa, en su entorno, haciendo lo que les apetecía.
Y así es mucho más fácil que cuando veas las fotos pienses: sí, son ellos. Esta es mi hija, la coqueta y presumida. Y este es mi hijo. El payaso. Y Bárbara siempre en medio, aguantando achuchones y besos y soltando carcajadas. Estos son mis hijos hoy, a los que echaré de menos dentro de un par de años cuando vea estas imágenes y piense: qué pequeños… Hasta que eso llegue voy a absorber cada una de sus risas.
Gracias Araceli. Tu sesión fue un regalo. Si queréis ver más fotos de la sesión ella ha colgado más en su blog: https://araceliphotography.wordpress.com/2015/11/18/barbara/
Hola!! Me encantan! qué fotos más bonitas y qué preciosa y grande está Bárbara! Es tan adorable verlos a los tres! Yo tambien me autoregalé una sesión con mi pequeña y mi marido y estoy feliz me encanta verlas, y cuando llegue el segundo seguro repetiré! Son momentos únicos y pasas un rato muy divertido! Besos y abrazos!