Verano en Portugal

El 1 de julio crucé la frontera España-Portugal con lágrimas en los ojos. Ese día no sólo comenzaban las vacaciones, ese día terminaba la angustia. Fueron cuatro meses de confinamiento sin papá y este verano me había prometido disfrutar más que nunca de lo que tocara, los cinco juntos. Y lo hemos hecho. Le hemos dado la vuelta a este verano raro y he vuelto a España con la maleta llena de recuerdos bonitos.  Sin duda lo recordaremos como uno de los veranos más especiales de nuestra vida.

No hay duda: viajar cura el alma.  Es la mejor forma de relajar la mente, de olvidarse de problemas y desconectar, algo tan necesario este año.  Y Portugal ha sido un destino 10. El país me ha devuelto lo que el covid me quitó: la seguridad, la libertad, la felicidad de estar en familia.

El mar, los atardeceres, los juegos en familia, vivir sin prisa, descubrir lugares nuevos y volver a maravillarme con los conocidos. Viajar en familia es liberador. Porque tal y como comenté en instagram este verano (me seguís allí?) el dilema no era viajar o no viajar, sino ser responsables o no serlo.

Este verano ha sido especial, sin duda. Aprendimos a apreciar cada pequeña cosa y cada día he tenido la sensación de estar viviendo las cosas con la emoción de la primera vez. Todo parecía más bonito y mejor. Me recuerdo a mi misma bailando al atardecer en Praia Do Rei, bañandonos en el agua helada.

Hemos remado juntos entre grutas y cuevas en Algarve, hemos visto atardecer desde el Cabo San Vicente, nos hemos lanzado por tirolinas en Cascais y hemos aprendido a hacer surf juntos. He soltado la angustia, llevaba mucha acumulada.

Si algo tengo claro ahora es que la gente más feliz no es precisamente la que tiene siempre lo mejor… sino la que sabe aprovechar lo que la vida le da y lo disfruta. En eso consiste todo.

Hemos cambiado la ruta varias veces e improvisado destinos. Somos una familia de disfrutones.

Gracias Portugal por un verano perfecto. No esperaba nada y me lo has dado todo.

Se acabó, ya estamos aquí y este año la vuelta va a ser más dura que nunca pero yo vuelvo nueva y con las pilas cargadas. Me temo que voy a necesitarlas.