Vivir sin prisa los fines de semana

Nos pasamos el día haciendo listas. Yo la primera. Entre semana llevo en el bolso la agenda con mis listas de «pendientes» y voy tachando y corriendo. Si me sobran diez minutos porque llego a un sitio con tiempo siempre pienso: «voy a aprovechar para .. colgar una foto, contestar mensajes, buscar un vuelo, mirar un hotel». Siempre hay algo que hacer… exprimo cada minuto de mi vida. Y eso en realidad tiene más que ver con perder que con ganar.

Creo que vivimos en una cárcel de prisas. Por las mañanas vamos metiendo prisa a los niños que se despiertan medio dormidos con su ritmo infantil mientras mama les va recordando por detrás: «venga, que llegamos tarde». Y las tardes no son mejores. Deberes, extraescolares, atascos, cenas sin hablar… «venga, vamos, al baño». Siempre hay prisa por pasar a lo siguiente.

Creo que por eso me gusta tanto el verano y me cuesta superarlo. Me paso el mes de septiembre siempre a medio gas, melancólica. Adoro los días sin listas, sin prisas… adoro los días de sol, de risas en familia, los desayunos tranquilos hablando de todo, las cenas al aire libre comentando las anécdotas del día. Adoro la felicidad que me da tener 24 horas para ellos y saber que nuestro mejor plan es estar juntos.

Vivir sin prisa es una de mis obsesiones. Disfrutar de mis hijos sin la exigente necesidad de cumplir horarios, tareas, obligaciones y tensiones. Por eso los fines de semana piso el freno. Y vivo despacio. Y disfruto de ellos. Y desayuno sin prisa. Y hacemos excursiones, planes cercanos, aperitivos con amigos, meriendas de risas y atardeceres en familia. Siempre busco algo bonito que hacer aunque sea cerca de casa y monto «una experiencia».

Da igual que sea un super desayuno juntos. Que un paseo en bici en familia. Que escapar a un pueblo de la sierra a tomar el aperitivo. Muchas amigas me preguntan si no me canso de hacer cosas y yo contesto que hacer planes en familia a mi me relaja.

Creo que esos dos días me compensan de felicidad. Entre semana no puedo elegir pero el sábado y el domingo sí y yo elijo vivir despacio y hacer planes en familia. «Menos es más» es mi mantra siempre.

Por eso me gusta viajar y salir. Porque fuera de casa no hay listas ni tareas. Porque cuando respiras aire puro, y el sol te da la en la cara y ves a tus hijos jugar al borde de un castillo muertos de risa piensas: «esto sí que es felicidad»

Y no hace falta irse lejos para conseguirlo.

Prúebalo. Sal de casa, sé feliz, riéte mucho y vuelve nueva. Que la lista de pendientes nos espera el lunes pero las energías se multiplican en cada escapada.

 

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