En Nantes se respira arte. Se vive arte. Se siente el arte. Francia siempre es un acierto con los niños pero Nantes lo es especialmente. La ciudad es una sorpresa constante. Pocos lugares se preocupan tanto por la diversión de niños y adultos como la capital de Países del Loira. Además es un destino perfecto para hacer una de mis principales motivaciones al viajar con niños: aprender en familia.
Nantes se reinventa constantemente por lo que es imposible cansarse de ella. Siempre hay una ciudad nueva, un nuevo plan, obras de arte que antes no estaban. La ciudad respira creatividad y para descubrirla sólo hay que seguir la línea verde pintada en el suelo que recorre la ciudad y que invita a conocer cada zona. Son 12 kilómetros de recorrido que unen sus principales monumentos. Esta propupesta se llama Le Voyage à Nantes, o sea, el viaje a Nantes y es una apuesta fascinante por acercar el arte a la calle y a la gente.
Creo que no hay combinación más maravillosa que viajar y aprender en familia. A menudo, las experiencias que vivimos en nuestros viajes nos permiten encontrar respuestas para esas algunas preguntas y sin duda Nantes les abre la mente a los niños para que entiendan muchas cosas. Julio Verne es el padre de la ciencia ficción y en esta ciudad los niños se llenan de la magia y la creatividad del escritor.
Desde que hemos vuelto no dejo de recomendar una visita a esta ciudad. Creo que es un lugar que atrapa y al igual que me ha ocurrido con varias ciudades en Francia, creo que volvería a Nantes cada cierto tiempo, segura de encontrar nuevas sorpresas con el mismo alma. Es como el gen de Julio Verne (de innovar y de arriesgar) estuviera disperso en cada calle de su ciudad.
RECORRIDO A PIE POR EL CENTRO HISTÓRICO
La mejor forma de descubrir la ciudad es recorrer su casco histórico sin prisa. Nantes tiene el tamaño perfecto para poder recorrerla a pie (o incluso en momentos de cansancio de los niños podéis alternar con el tranvía). En el siglo XI Nantes fue la capital del Ducado de Bretaña, hasta que en el siglo XVI, al incorporarse al reino de Francia, dicha posición se trasladó a la ciudad de Rennes. Su esplendor y su clase están presentes en cada calle y en muchos edificios. Pasear en Nantes obliga a ir permanentemente con la vista levantada disfrutando de la belleza de sus edificios y de las sorpresas continuas de cada una de sus plazas y parques. En la ciudad hay propuestas novedosas en cada esquina.
NANTES PASS
La Nantes Pass es una tarjeta turística para visitar los principales museos y lugares de la ciudad. Y la gran duda siempre es si merece o no la pena. Con ella puedes utilizar gratis todo el transporte público de la ciudad (también barco) y además incluye las entradas a sitios como el Chateau des Ducs de Bretagne, el Museo de Julio Verne, el Museo de Historia Natural, e incluso entrar gratis en la Gallerie des Machines o en el Carrousel des Mondes Marins (a elegir uno).
Si tienes previsto visitar varios de la lista sí te compensa comprarla y disfrutar de todo sin pagar nada más. Si tu idea es pasear por la ciudad y entrar sólo en un museo, quizá no te salga rentable.
QUÉ VER.
El Pasaje Pommerade son unas galerías cubiertas del s. XIX con una arquitectura maravillosa. No tiene muchas tiendas pero el sitio es tan estético que sin duda merece una visita para disfrutar de sus maravilloso techos y arquitectura.
El Castillo de los Duques de Bretaña. Es una visita obligada en la ciudad. Actualmente el Castillo se ubica en el centro y el acceso al patio, las murallas y los jardines de los fosos es gratuito de 10:00 a 19:00 horas en invierno y hasta las 20:00 horas en verano. Una de las cosas que más divirtió a mis hijos fue el gran tobogán gratuito que hay en uno de sus laterales.
El Museo de Julio Verne. Aunque Julio Verne nació en Nantes, no lo hizo en el Museo-mansión dedicado a su figura, situado en lo alto de una colina, en un impresionante edificio del siglo XIX. Es un lugar que acerca la figura del escritor a los pequeños de la familia y en sus dos pisos se encuentran libros, manuscritos, documentos que permiten viajar «al centro del universo creativo» del novelista.
Ópera Graslin y La Place Royal. Otras dos visitas obligadas en el recorrido por la ciudad. Junto a la Ópera hay un restaurante muy bonito y conocido en la ciudad. Se llama la Cigale. Nuestro hotel estaba cerca y pasamos por delante y sólo por verlo (es un restaurante art-noveau) merece la pena. Tiene muy buenas críticas pero es un restaurante con precios altos y no quisimos ir con los niños (por si la broma nos salía cara).
Barrio Bouffay y parques.
Casas de entramados de madera y callejuelas sinuosas nos hablan del pasado medieval de la ciudad. Allí encontrarás las calles de los antiguos gremios (de los carniceros, de los regidores). Un lugar para pasear y disfrutar de cada calle y edificio, además de sus restaurantes donde podrás encontrar todo tipo de comidas.
Como Nantes es una gran sorpresa, sus parques de juegos también lo son. El más espectacular es sin duda el parque diseñado por el arquitecto y artista japonés Kinya Maryuyama. Es una una zona infantil que cuenta con un gigantesco animal de madera escondido entre los árboles y que presta su cuerpo como parque de juegos a los aventureros más pequeños.
Espejo del Agua. En Burdeos mis hijos disfrutaron mucho del espejo del agua y por eso sabía que llevarles al de Nantes iba a ser un acierto. Poder mojarse y jugar con el agua y sus reflejos mientras sale y se va es un plan infalible para los pequeños.
Le Lieu Unique, antigua Fábrica Lu. Los antiguos edificios de la famosa fábrica de galletas LU, rehabilitados en 1998, funcionan actualmente como un centro cultural de primer orden convertido en Scène Nationale (Escenario Nacional). Incluye una zona de exposición y de espectáculos, una cafetería/bar/discoteca, un restaurante, una librería, una tienda e incluso un baño turco.
El jardín de las plantas de Nantes, es uno de los 4 principales jardines botánicos de Francia. Es un plan perfecto para cargar pilas y descansar después de estar recorriendo la ciudad. Tiene varios parques de juegos y muchas sorpresas así que sin duda os recomiendo visitar este espacio porque con niños es acierto seguro.
LES MACHINES DE ILLES. Nantes es a Julio Verne como París a Picasso. Una ciudad en la que la huella del conocido escritor de aventuras está por todas partes pero sin duda el punto de visita obligado de la ciudad es esta zona de la que ya escribí en este POST.
La imaginación es una herramienta para conocer el mundo allí los niños descubren que la imaginación no tiene límites. Es gratis, divertido, creativo y maravilloso. La imaginación nos hace libres. En este lugar los niños disfrutan del placer de ser pequeños y los adultos conectan con los niños que fueron un día.
TRENTEMOULT. Uno de los planes diferentes y divertidos que os propongo hacer en Nantes es escapar unas horas a Trentemoult, un antiguo pueblo de pescadores situado en la orilla opuesta del río Loira. Se llega cómodamente en barco en el Navibus y el recorrido dura apenas 10 minutos. El ticket es muy barato, menos de 2 euros, pero está incluido también en la Nantes Pass.
Trentemoult te permite cambiar el ritmo de vida durante unas horas. Sus calles son un pequeño laberinto de casas de colores. Y ese es su encanto. Pasear sin un rumbo concreto sabiendo que cualquier rincón tendrá algo curioso que ver.
HOTEL Y RESTAURANTE. Nos alojamos en un hotel céntrico en la ciudad: Oceania Hotel de France. Y creo que fue un acierto. La ciudad se puede recorrer caminando y poder ir a descansar al hotel cuando los niños necesitan un pequeño descanso facilita mucho disfrutar de los planes.
Para comer os recomiendo una creperie situada cerca del hotel que nos encantó: Heb Ken. Sus gallettes de trigo sarraceno son muy famosas en la ciudad, deliciosas y a buen precio.Un lugar que defiende el auténtico sabor bretón, desde la harina hasta la sidra, pasando por los quesos, los mariscos y los embutidos. Eso sí, no aceptan reservas por lo que tendrás que ir y esperar un rato. Pero os aseguro que compensa.
Francia me gusta especialmente y viajar a este país siempre me parece un gran plan. Pero además elegir Nantes como destino es un éxito seguro. La ciudad francesa acoge, motiva y divierte.